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sábado, 7 de septiembre de 2013

El autorretrato del Marqués de Del Bosque

Bazille, Cézanne, Courbet, Degas, Tintoretto, Leonardo o Frida Khalo, entre muchos otros, han dejado para la historia del arte los mejores autorretratos jamás pintados. Óleo, acuarela, temple, pastel… infinidad de técnicas pictóricas, algunas revolucionarias, han sido la herramienta utilizada por estos maestros para la representación de su propia imagen.

Vicente del Bosque es un aristócrata sobrevenido y un innegable maestro del paisaje y del bodegón. Sus mejores paisajes fueron creados en su periodo 2008-2012, donde pintó obras maestras en praderas de Sudáfrica y Ucrania; tras 2012, se pasó el bodegón, también conocido como naturaleza muerta, cuyo mayor exponente fue la alineación de la final de la Copa Confederaciones de Brasil, donde representó con desparpajo a Casillas, Villa, y Arbeloa sobre fondo verde, los dos primeros suplentes de sus equipos, el último posiblemente incluido con la misma intención que Miguel Ángel representó al Cardenal Carafa en el Juicio Final, o sea, humillarlo poniéndolo a defender a un jugador que lo iba a matar.

Hoy, Vicente, ha dado un paso adelante en su carrera, y como todo aristócrata que se precie, ha decidido retratarse. Siendo, como es, un artista internacional reconocido se ha decidido por el autorretrato, y la técnica que ha escogido, la alineación.

Seamos justos, no sólo Del Bosque incluye a sus amigos en todos sus cuadros, aunque en ocasiones rompan la armonía pictórica. Los entrenadores más prestigiosos de la historia siempre han hecho hueco en el lienzo para inmortalizar en sus convocatorias a sus amigos, familiares y mecenas. Y Del Bosque tiene unos cuantos a los que cree que les debe favores. Convóquelos Vicente, no quede mal. Pero de ahí a convertir en tema central de sus cuadros más importantes a un jugador que lleva 7 meses sin jugar un partido oficial con su club, va un trecho.

Del Bosque siempre superó su irrelevancia futbolística y técnica en el Real Madrid con una lucha titánica que lo mantuvo en el equipo durante 10 años. Fue justo. Superó a jugadores mejores que él por el esfuerzo que realizaba cada entrenamiento, y cada partido. Lo mismo que Raúl. Sus entrenadores hicieron justicia a su esfuerzo y a su forma física y le dieron lo que se ganó. Exactamente lo que él no ha hecho con Victor Valdés.

Con la edad y con el dinero, los luchadores progresistas, se convierten habitualmente en conservadores que intentan mantener su status y devolver favores. Se olvidan de donde vienen y como llegaron, y dejan a un lado la justicia y el mérito que les llevo a la aristocracia, para mantener contentos a sus acreedores. Dejan de ser artistas para ser pintores de centro comercial.

Con su alineación ante Finlandia, dejando a Victor Valdés en el banquillo, Del Bosque ha pintado sobre su obra un autorretrato que le representa de la manera que nunca quiso ser: cómo el Marqués de Del Bosque.

Antonio Darges / Blog Gol

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