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jueves, 19 de septiembre de 2013

El primer repliegue

El partido frente al Ajax del 18 de septiembre de 2013 no se recordará por su trascendencia. No se grabará en nuestra memoria el enésimo hat-trick de Messi ni los paradones de Víctor Valdés. El duelo de anoche será para siempre el de la posesión favorable al Ajax durante 20 largos minutos en el Camp Nou.


El de los nueve hombres detrás de la pelota por orden del técnico. Así lo quiso el Tata, y no sin motivos. El Barça sufrió golendo y sus jugadores abrieron la boca para decir cosas muy interesantes.

Contamos primero lo que pasó en el encuentro. Frank De Boer ajustó ligeramente su sistema, pasando a un 4-5-1 con el grandote Sigthorsson en la derecha y Bojan de punta. Líneas muy juntas, defensa adelantada por momentos y cierta valentía. Para echar hacia atrás esa línea defensiva el Barça tiró del recurso de las últimas semanas: Neymar. El brasileño recibe abierto y lo intenta una y otra vez. Y le salen, le salen casi todas aunque de ello su equipo no saque nada en claro. El Barça estuvo cómodo hasta que Neymar se cansó y dijo basta. No hay cuerpo que aguante los 30 intentos de regate que los culés exigen a Ney. El crack brasileño acaba de llegar y vive por y para el equipo, no se opone a nada, pero todo tiene un límite, física y mentalmente. Neymar Junior no es Marc Overmars y mucho menos Tello; lo suyo es moverse. Así no disfruta.

Neymar se desgasta mucho para darle vidilla a su equipo.

El problema la verdad es que no puede decirse que sea nuevo. Sin un Messi atrayente, desequilibrante en el regate y –sobre todo– móvil, el Barça se ve preso de su propio modelo. Sus futbolistas observan las jugadas clavados en sus posiciones, facilitando el trabajo al rival. El Ajax se vino arriba al comprobar que un equipo con Messi, Iniesta o Neymar no era capaz de crearles ocasiones. En esos instantes contemplamos el otro suceso clave de la noche. El Barça, como manda su libreto, buscó agobiar la salida del oponente, pero lo hizo sin disciplina, de forma caótica y desordenada. El Ajax saltaba la presión de los delanteros con extrema facilidad, logrando algunas cadenas de pases propias de otros tiempos. Remataron sin claridad (de talento ofensivo los de De Boer van justitos) pero fue suficiente para que el Tata tomara tras el descanso la decisión más llamativa del año.

Tras el descanso, Tata Martino tomó una decisión complicadísima.

Tras cinco minutillos de tanteo, Martino no aguantó más: el Barça cedió el balón al Ajax de manera totalmente voluntaria, en una escena que dará que hablar. Los azulgranas cerraron con doble línea de 4, Messi libre y Alexis algo caído a la derecha. No era una reacción de partido sino una directriz táctica de un entrenador que veía que la presión, la famosa presión, estaba condenando a su equipo. El Ajax, sin calidad para atacar en posicional, dejó de crear peligro y en una pérdida Messi mató con la frialdad de un asesino. 2-0 y fin.

Es posible que Messi jamás llegue a ser entrenador. Quizás lo suyo no sea enseñar un juego que domina de forma salvaje. Siendo más que probable, una cosa sí está clara: cuando Leo habla hay que escuchar. En su parquedad expresiva habita un diagnóstico de los problemas (o al menos de sus problemas) que conviene atender. Después de todo, fue Messi quien pidió a Sabella la presencia de Higuaín y Agüero en el ataque argentino, pues con ellos La Pulga siempre dispone de espacios y junto a ambos explotó con “la 10″. También habló Messi para pedir a Villa de escudo en la previa de la remontada ante el Milan, decisión que terminó resultando fundamental. Ayer volvió a opinar, y no dijo poco: “debemos defender mejor y contraatacar si podemos, tenemos jugadores muy rápidos y buenos pasadores”. Nadie mejor que él sabe que el modelo 2011, el que levantaron Xavi y él, ya no funciona. Que le ahoga, que no puede girar y que en grandes citas casi le impide mirar a portería en todo el partido. Leo quiere espacios porque con ellos es un marciano. Y no es el único que sueña con cambios.

Sin su desborde, Leo sufre para encontrar espacios en el campo.

En zona mixta, Valdés apuntaba lo siguiente: “nos llegan más pero aguantamos mejor en defensa”. En el caso del portero (que pasa por una racha impresionante), lo suyo es bastante más simple; arropadito con siete u ocho compañeros en la frontal se está más tranquilo que viendo llegar a la caballería adversaria. Son palabras inocentes pero que destapan un hecho innegable: que ese vestuario está hastiado de un modelo que fue demasiado especial como para alargarlo más de un lustro. Ya lo dijo Piqué: “fuimos esclavos del estilo”. Amparado por esta desesperación, el Tata se atreve con todo, consciente de que no encontrará rechazo en sus jugadores. Ayer vivimos el primer repliegue defensivo de la era Martino. ¿Vendrán más?.

Ecos del Balón

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